lunes, 16 de abril de 2012

Los tres eruditos Parte 1: Minotauros

La Triada
Emuki Teskos es el shogun, el comandante del ejercito minotauro, él sólo responde a la triada de sumos sacerdotes de la fé. Podría decir que sólo responde directamene a su dios, observa la imágen cornuda y coronada por un disco solar, baja la cabeza en señal de verguenza y entierra la daga en su costado.

"El dolor físico es nada comparado con el dolor del fracaso" -- solía decir su sensei. Hoy siente ese dolor, no es merecedor del nombre que su maestro le otorgara, Emuki. Hace girar la daga, su visión se nubla, su rodilla derecha parece ceder ante sus 340kg. Recobra la compostura; yo soy Emuki Teskos, piensa, el ser más poderoso en todo Daimon y se yergue, a pesar del dolor.

Siente una mano en su costado, el dolor poco a poco se desvance, al igual que la sangre. No existen muchos sanadores en el mundo, las plegarías de curación son respondidas a pocos; es una de las razones por las que Ayori pertenece a la triada. El shogún  esperaba a los sacerdotes, "¿Cuánto tiempo llevan aquí?"; no le sorprendió oir que el venerable Hayakon respondiera a su pensamiento:"Suficiente para ver y escuchar todo", había una nota de agresión en la voz. Makin intervino  "El orgullo, la fuerza y el honor son cualidades nobles; pero recuerda Teskos, que también son pecados al llevarse al extremo y no ser humilde ante dios".

El rostro del shogún estaba encendido: Uno le quita su dolor, el otro lo amenaza y el tercero, un tonto de tan sólo 30 años le falta al respeto al nombrarle solamente con su nombre de nacimiento. Cualquier otro ser, hasta un gigante, lo pensaría dos veces antes de enfurecer a un minotauro como éste: con mayor masa muscular que la norma y con poco más de 3 m de estatura sin contar la cornamenta; versado en el combate cuerpo a cuerpo, con armas y la estrategia militar; es simplemente un oponente formidable. Resultaría impresionante para dichos seres ver como cierra los ojos, se traga su enfado y se arrodilla ante la triada.

"He fracasado" - dice con gran pesar en su voz - "no logramos encontrar al elegido. Según sus indicaciones, cazamos a los jovenes de toda raza inferior desde el día que parte del desierto negro se congeló. Hace cuatro días el desierto regreso a la normalidad y estamos restaurando el orden que la campaña de 15 meses ha desestabilizado, las tropas enviadas al pico norte con los nómadas humanos y el brazo que se mandó a la ciudad enanan, ya regresan a sus puestos"

"Es por eso shógun que no puede ser el ser más poderoso en Daimon" -- la voz de Makin le hace hervir la sangre más no mueve un sólo músculo -- "el hecho de que el fenómeno deje de existir no quiere decir que el elegido también. Regrese a las tropas de inmediato a terminar el trabajo y mande todo un brazo a las islas Rinn. Tome las medidas necesarias para asegurar que ningun joven de ninguna raza sobreviva."
"Querrá decir ninguna raza inferior, su gracia" - responde apretando un poco los dientes -- "Usted oyó correctamente, incluya también a los jovenes minotauros."

Las tres escuelas

Todas las razas tienen algo en común. Los maestros. Un maestro se encarga de un cierto grupo de estudiantes, pupilos, allegados según la tradición de la raza o del objeto de estudio. Los historiadores no se ponen de acuerdo desde donde inicia dicha tradición, al parecer, para enfado de los minotauros, se debe a los enanos, quienes mediante el convivio con otras razas aprendieron esta forma de enseñar de los saurios y la trasmitieron a las demás. Las únicas fallas en esta teoría son, por un lado enemistad jurada de los enanos con los gigantes, aunque resulta interesante que ambos usen el mismo término para sus maestros: Sabios. Por otro, que la escuela de historiadores minotaura nunca reconocerá esto.

En Exor están las tres grandes casas de las tres más importantes escuelas minotauras: Escuela de la espada; escuela del ayer (los historiadores) y la escuela de fé. Las dos primeras dependen directamente de la última. La triada controla el "magnífico" ejercito y todos los adjetivos, hechos, hazañas que su pueblo debe saber acerca del mismo ejército, su "gran" imperio, las razas "inferiores"; en resumen de "su" mundo. Cierto es que la historia la escriben los vencedores; más aún, los vencedores, al menos sus líderes, son los únicos que deben conocer los hechos "reales" o al menos los más apegados a la realidad.

Así la fé tiene un sitio seguro para todos aquellos pergaminos, libros, registros, runas, objetos; toda la verdad encerrada dentro de un edificio de mármol justo debajo del gran circulo solar, lugar en donde los sacerdotes se reunen para comulgar con su dios. A cada costado de este centro de poder, se encuentran la casa de de la espada, a su izquierda, y la casa del ayer, a su derecha.

En la bóveda, como se le conoce, se hallan las 12 runas proféticas, las advertencias creadas por la pagana hechicera elfa; no sólo el hecho de que el "desierto se congelara" fue lo que despertó el temor en los integrantes de la casta líder minotaura, sino que la primer runa comenzó a brillar, expide un calor que abraza y está flotando.

Juvab Heku daría lo que fuera por ver dicho evento; pero aún no tiene el honor de usar su nombre de historiador primero y mucho menos entrar en la bóveda, además tiene una misión mucho más importante. Dentro de la escuela existe un grupo un tanto subersivo, podría decirse, que persigen la verdad, su sensei les hizo jurar, a él y sus dos hermanos historiadores, que perseguirían la verdad a pesar de todo; claro que es parte del lema de la escuela; más su maestro lo lleva grabado en su ser.

Juvab sabe que debe actuar de prisa, los sacerdotes pueden leer la mente y ver las decepciones. ¿Entonces cómo es que no han detenido aún a su maestro? El mismo día que los aprendices juran reciben un "token", un distintivo, con su nuevo nombre grabado en él; Heku, en su caso. Puede ser una moneda, una espada en miniatura, cualquier cosa relacionada con la escuela; pero ellos recibieron un pequeño objeto creado del tronco de un antiguo árbol que protege sutilmente contra la magia de detección. No por nada es su sensei erudito principal en el tema de la hechicería.

A pesar de eso  ningún aprendiz, sin importar la casa, puede abandonar la ciudad sin un registro oficial o los debidos salvoconductos; mucho menos si la idea es ir a la ciudad de la mina de hierro. La ciudad enana. Según el maestro la siguiente pieza en la búsqueda del elegido debe estar allí. Observa su equipaje, es demasiado, sabe que no puede dejar los documentos. ¿Cómo convencer a los enanos, a uno sólo de ellos, que no quiero matar al elegido, que estamos defendiendo la verdad?  -- recuerda haber preguntado -- "Lo único es enseñarle esto: " observa un juego de 12 runas como las que creó la pitonisa; solo que ninguna brilla ni flota y espera que no quemen su equipaje.

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