Un puñado de minotauros entran en el pequeño poblado. Van a cada una de las casas, sacando por la fuerza a varones de cualquier raza: humanos, enanos, reptiles u orcos; y un desafortunado elfo. Los elfos son una raza en extinción. No existen ya los elfos venerables, los elfos adultos viven en ciudades humanas o son esclavos de los orcos en los desiertos. Sólo existen dos comunidades recluidas en antiguas ciudades dentro de las montañas, ciudades construidas específicamente para un par de gremios mercantiles formados por elfos y enanos, gremios que eran poderosos hace ya unos cuatro mil años.
Dos reptiles saltan sobre uno de los soldados minotauro, aquel que arrastra a su hijo. El soldado es mucho más fuerte y casi del doble de estatura, esta mejor armado y protegido; pero los reptiles son ágiles, muy rápidos, sus garras y dientes encuentran espacios entre la armadura. Los reptiles son adversarios feroces; una mordida precisa corta el tendón de la pierna, el minotauro cae al suelo, en poco tiempo morirá desangrado. El líder del puñado, un minotauro con los cuernos tatuados y una túnica en lugar de armadura, levanta el símbolo de su dios y realiza una plegaria, los dos reptiles son calcinados por un fuego invisible; otro soldado apresa al hijo. Nadie más intenta impedir que se lleven a los jóvenes; aún cuando todos saben que la vida de sus hijos ya no será más, hay otros hijos e hijas a quienes cuidar. En todo el mundo escenas similares o peores ocurren desde hace ya varios días.
Los minotauros son la raza dominante, o como ellos mismos lo denotan, la raza superior. Controlan el comercio, tienen el mayor ejercito y, con excepción de los enanos, es la única raza que puede usar magia divina. Existen sólo un par de ciudades "libres" de los enanos, algunos pueblos bárbaros de humanos en el frío norte, de reptiles en los pantanos, los orcos del desierto y uno de gigantes en la mayor de las islas de Rinn, aún así no pueden evitar ser parte de lo que será conocido como "La matanza del elegido".
Hace mucho tiempo, cuando la alianza comercial entre enanos y elfos aún no existía,tanto tiempo que incluso para los reptiles y los elfos, las dos razas más longevas de Daimon, es historia antigua. Las únicas cosas que han perdurado al paso del tiempo son las épicas batallas libradas por los minotauros en su camino al poder, todo joven minotauro debe conocer la gloria de aquellas batallas. Son 3 las más reconocidas: La del pantano de gusanos, derrotando al gran Rey Saurio, reptil pues no vale la pena angrandecer a los enemigos; la gran batalla de la Cicatriz en la tierra, conquistando una ciudad enanan que se decía imposible y derrotando al ejercito de Magno el general humano y la batalla en el cielo, pocos creen esta historia acerca de hechiceros elfos peleando desde una ciudad flotante. Hay quienes creen más la batalla contra los gigantes; pero por alguna razón, los eruditos prefieren obviarla.
Lo otro que se ha mantenido inmutable después de tantos años son las "12 advertencias". La git elfíca, Angoldes, creo 12 piedras rúnicas que eran advertencias futuras para todo el mundo. Los minotauros conservan las originales; pero algunos elfos han logrado conservar dichas advertencias de generación en generación, estudiosos de otras razas las conocen; pero nadie podía imaginar que los minotauros creerían tanto en lo que una pitonisa elfica, una abominación ante sus ojos, por ser de una raza inferior y hechicera, predijera:
I: "El elegido vendrá de tierra lejana, cuando el desierto se congele perderá su hogar y verá el horror que hay en el mundo. Tendrá la inocencia y piedad de los infantes; la entereza y experiencia de los adultos, será mas viejo que los primeros más joven que los segundos. Las cenizas de aquellos que fueron injustamente castigados serán el detonante, una lágrima será la llave de su poder. Hechicería y caminantes una vez mas Daimon tendrá. Esta es la primer advertencia, el elegido, será la clave para realmente derrotar al mal"
Una figura encapuchada camina por el centro del pueblo, se arrodilla junto a las cenizas de los dos feroces padres que lucharon por su hijo, una lágrima se desliza por su obscura mejilla, levanta la cara como implorando a un dios por ayuda, sus cabellos dorados y sus verdes ojos poco a poco comienzan a brillar con una luz no natural. Una ola de energía mágica sale del cuerpo de la joven elfa esparciendo las cenizas, tal es la fuerza, que voltea el cadaver del minotauro boca arriba. La elfa no comprende que sucedió, se siente mal haber esparcido las cenizas, cubre nuevamente su rostro y sale del pueblo sin notar la figura esbelta y ágil que la sigue.
A ningún ser le interesará saber si fue un error en la interpretación o una trampa de la misma pitonisa: nadie pensó que el elegido fuera una mujer.
Otro error se debe a que no existe al momento una palabra que denotara "caminante"; pues se perdió todo recuerdo, anécdota o referencia a los muertos vivientes; más aún, el reanimado no camina se arrastra. Pasará todavía un par de ciclos lunares para comprender que hay algo verdaderamente maligno en el bosque.
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